viernes, 23 de octubre de 2009

Como perderlo todo

Un día entré en el bar del indio y me encontré a mi amigo Eusebio, bueno diría que sólo éramos conocidos, lo salude, me contó que se había divorciado y que estaba viviendo solo cerca de mi casa, lo vi triste y abandonado por eso otro día estaba con mi amigo Alberto y fuimos a hacerle una visita.

 -Te voy a presentar a un colega que lo veo muy sólo

 Efectivamente, estaba liado con el ordenador escuchando música, así que se alegro mucho con la visita, nos puso unos cubatas y ahí nos quedamos los tres bebiendo y charlando hasta bien entrada la madrugada, en días sucesivos ya se había acoplado a la peña como si fuéramos amigos de toda la vida, cantidad de noches pasamos juntos e incluso acabábamos en su casa hasta el día siguiente, a él le encantaba eso, quedarnos ahí, sentados en los sofás hablando de nuestras cosas íntimas . . . filosofando.

 No era muy buen tío, tenía detalles que no me gustaban y, le iba demasiado la fiesta, y nosotros no podíamos desmadrarnos tanto, así que lo dejamos de lado, además se empezó a juntar con mi ex- y con su novio y a mi no me hacía ninguna gracia, hoy día no suele pasar por los bares que nosotros frecuentamos, seguramente porque debe dinero a todo el mundo, sé que lo echaron de aquella casa por no pagar el alquiler y que mi ex- lo acogió (pobres mis hijos) me pregunto que le habrá explicado de todo aquello que yo le conté.

El otro día, lo vi, está en los huesos y apenas podía hablar, me puse a recordar cuando yo lo conocí: Pequeño empresario, casado que vivía en un buen chalet en una urbanización bastante pija, un cochazo, no estaba gordo, hermoso que diría mi abuela ahora debe pesar menos de la mitad, separado, no tiene trabajo y vive en el cuartico donde yo tenia el ordenata y algunas cosas, tiene un citroen saxo que en el desguace hay de mejores, ¡como ha llegado a degenerar esa persona hasta ese punto por las drogas!, ¡Que pena!.

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