martes, 6 de enero de 2015

Mossèn Albert

El otro día me acordé de mossèn Albert.

El otro día ese nombre sonó en mi cabeza y me acordé de cuando iba al Seminari. Un colegio que parecía una iglesia... O ¿Era una iglesia que parecía un colegio?

Albert era un compañero cuando iba al Seminari. Era un chico moreno, bajito, callado e introvertido. Era el típico compañero de clase que se sienta en un rincón y no te enteras siquiera que está en clase.

Sin embargo, eso cambió en C.O.U. Cuando estuvo sentado a mi lado.  Hasta entonces, apenas habíamos hablado. Pero nos sentaron juntos y todo eso cambió. Yo saqué de su interior el gamberro que todos llevamos dentro.

Es que, l'Albert no salía casi nunca, de hecho vivía ahí, en la residencia. Es que, se estaba preparando para ser cura. Sin embargo, todo eso cambió la temporada que estuvo compartiendo pupitre conmigo.

Esa temporada, en la que se volvió un gamberro, decidió dejar la carrera eclesiástica.
Cuando me lo explicó, no pude evitar sentirme culpable.  Por mucho que me asegurara que yo no había tenido nada que ver, era evidente que yo había sido una mala influencia en su vida  ¿Tanto para alejarlo del camino del bien?

Ahora, ateo convencido, pienso lo contrario. Que lo salvé del mal camino. pero el otro día me quedé pensativo ¿Qué habrá sido de él?
Habrá llegado a ser "Mossèn Albert" o por el contrario lo dejó al final y ahora trabaja en una oficina ocho horas al día. Seguramente, no lo sabré nunca.