sábado, 26 de marzo de 2016

¿Debería haber matado a alguien?


El otro día un amigo me comentaba sobre el libro que el final es demasiado bueno. "Casi empalaga de tan bueno".
La verdad es que "El barrio de los sueños rotos" es una novela muy triste llena de historias tristes y personajes grises a los que la vida les ha tratado mal. Por eso pensé que merecían un final feliz. Pero puede que la historia hubiera merecido un final no tan feliz. Porque si quieres hacer que la historia sea real como la vida misma no puedes darle un final tan feliz.
-"Podrías haber matado a alguien -Me dijo mi amigo- Para que el final fuera un poco agridulce".

Quizás tenga razón, así la victoria hubiera sido amarga o un poco triste.
Y ¿Matar a quién? ¿A Vicky? Esa pobre criatura que ha crecido en manos de la mafia y que prefiere morir antes que volver con ellos. A fin de cuentas, ella "se come el marrón". Todos piensan que es la culpable y la mafia la persigue. Por eso le di todo lo que pidió: Dinero, un pasaporte falso, un sitio donde esconderse, etc. Pensé que se lo merecía después de haberlos ayudado, aunque podría haber hecho al revés y que se hubiera suicidado para no caer en las manos de la mafia. Le hubiera dado un toque triste a la historia y me hubiera ahorrado muchos problemas. Pero me hubiera sabido muy mal por ella, no se lo merecía.


Ahora mismo estaréis pensando: ¿Hablaste con ella? Por supuesto, siempre hablo con mis personajes. Mi psicóloga dice que es esquizofrenia paranoide pero necesito hablar con ellos y saber como van a reaccionar o qué van a decir.



O Diana, la Pretty Woman de mi novela. Que es la envidia de todo el gremio. Todas sueñan con un cliente, que un día se presente en el club con un anillo y les pida matrimonio. Pero no es un personaje lo suficiente relevante para dar lastima, apenas sale.

Su marido en cambio, sería muy distinto. Una bala que se escapa cuando entrar en el Branding o después como represalia, como venganza o mejor aún: Salvándole la vida a Ulises, su enemigo mortal, el que le quito al amor de su vida.  Ahí Ulises no habría sabido qué decir. Porque se ayudan porque se lo pide el cura pero se odian a muerte y se siguen odiando aunque trabajen juntos.
Pero ¿Qué puedes decir de alguien que te salva la vida?

Puede que hubiera dado un toque a la obra, con sabor agridulce que hubiera dejado al lector pensativo.

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